miércoles, 23 de marzo de 2011

EL COMPROMISO EN LAS ORGANIZACIONES

Todavía muchos Jefes, jefazos y jefecillos (título de un recomendable libro de Juan José Almagro, de 2005, editorial Pearson Prentice Hall, y que conste que no llevo comisión por todos los libros que recomiendo en este blog) se empeñan en señalar que sus empleados, colaboradores o subordinados (todavía se dice así en algunos sitios) no están comprometidos en el trabajo.

Efectivamente, un compromiso debe ser exigible y exigido a nuestros empleados, pero ¿qué hacemos para ello? Sólo apuntaré, de momento, dos notas:

1) Para exigir compromiso a los demás hay que estar personalmente comprometido. ¿Cuántos casos conocéis de jefes que piden compromiso y actúan de pasafirmas, robamedallas, o tocahuevos profesional? Bueno, para cubrirme, señalaré de inicio que yo he tenido la fortuna de no tener jefes de este tipo, de verdad...Ya entraremos en temas de liderazgo, pero un jefe tiene que predicar con el ejemplo, movilizar voluntades de los miembros de su equipo, y asumir todo lo que su cargo implica (para lo bueno y lo malo, en la salud y en la enfermedad, etc.)

2) Los compromisos deben ser bidireccionales. No se trata tanto de una pérdida de valores de la sociedad actual, que pudiera ser. Lo que sí es evidente es que se ha producido un cambio de valores. Mayor preocupación por la vida personal y laboral. Un empleado se sentirá más comprometido en la medida en que valore las contraprestaciones que recibe de la organización (llámese contrato social, compromiso organizacional, etc.). Si un trabajador considera que esas contraprestaciones se corresponden con su aportación se sentirá más comprometido. Y esas contraprestaciones no siempre se cuantifican en dinero (que también). Muchas veces una palabra amable, una alabanza por un trabajo bien hecho, una pregunta por su estado personal o familiar, ...sirven para humanizar una relación que en más ocasiones de las debidas se ha mecanizado hasta extremos como el de despedir a un empleado por sms o mail (y además posiblemente existiendo una política o declaración de la dirección clásica: el mayor valor de las organizaciones son las personas. Mucha palabra y pocos hechos).

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