Continuando con la cuestión del pensamiento crítico leo en El País el pasado domingo 29 de Mayo un artículo firmado por Jordi Soler titulado "La era del té". Señala que en la época actual se promueve el pensamiento único, automático y acrítico. No puedo estar más de acuerdo con esta apreciación, pero evidentemente discrepo en algunos puntos (en caso contrario estaría vendiendo mi propio capacidad de generar pensamiento crítico).
http://www.elpais.com/articulo/opinion/era/elpepiopi/20110529elpepiopi_10/Tes
Señala que es la época del té, como una cosa intermedia entre la fuerza del café y la sosería del agua. La sociedad actual sería, por comparación, algo similar: no ofender, no molestar, ser parte de la masa,...y por supuesto no criticar. Todo se nos da ya pensado, no es preciso ningún esfuerzo.
Añade que el hombre actual toma té, hace footing, come frutas, no bebe alcohol, y abraza alguna disciplina espiritual.
Coincido en el fondo: el ciudadano actual no tiene margen de libertad. Se nos dice lo que debemos comer, lo que debemos comprar, cómo deben ser las mujeres y hombres ideales, lo que debemos ver en la televisión. Nadie puede salirse de lo que se determina que es políticamente correcto y socialmente admisible.
No coincido en la analogía: apuesto a que muchos de los acampados del 15M toman té, se cuidan físicamente, bastantes incluso apostaría que no beben prácticamente alcohol,..., pero conservan el espíritu crítico. Y seguro que muchos de ellos son cercanos a disciplinas espirituales como la meditación, chikung, reiki y similares. Particularmente creo que rompo esa regla.
En todo caso sí alabo los dos últimos párrafos del artículo, absolutamente aconsejable: a esta sociedad le faltan contrapesos, gente que disiente, que se sale del pensamiento único. Es una necesidad. Pero discrepo en cuanto hacer lo prohibido como un juego entre lo correcto y lo incorrecto, por el morbo de ser un poco malo. Hay que disentir con objeto de conseguir un avance, una mejora (aunque protestar por protestar también es necesario en algún momento, puntual, no puede mantenerse en el tiempo sin exigir acción). Y siempre con argumentos, con inteligencia, con claridad de objetivos.
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