miércoles, 26 de enero de 2011

EXCELENCIA

Desde hace unos años se habla de la Excelencia como un paso más allá de la Calidad. Hablar de calidad y de excelencia, en muchas organizaciones, parece una cuestión de ciencia ficción o de venta de humo (marketing institucional).

Pues bien, la excelencia es algo mucho más simple. Pero en ello radica su complejidad: no sabemos hacer las cosas fáciles, nos enredamos en peleas entre departamentos, en luchas de egos, en desconfianzas hacia lo que hacen los demás, etc.

Particularmente creo que la excelencia debería ser la meta de todo trabajador y por supuesto de todo jefecillo o jerifante (ojo, siempre partiendo de aquel trabajador que es justamente recompensado y tratado, no se pueden pedir compromisos unidireccionales a los empleados, escribiré sobre este tema otro día).

Y llegados a este punto nos podemos preguntar ¿qué es la excelencia?

Me gusta particularmente una frase que aparece en el último libro de Tom Peters "Las grandes pequeñas cosas", gurú del management, que señala:

"La Excelencia se logra si usted:
...se preocupa más  de lo que otros creen necesario;
...arriesga más de lo que otros creen seguro:
...sueña más de lo que otros creen útil;
...espera más de lo que otros creen posible"

Problema 1: qué pasa cuando actuando así no hacen más que darnos por c.
Problema 2: qué pasa cuando por arriesgar nos equivocamos
Problema 3: qué pasa cuando se considera que por pensar así alguien vive en mundos de Yupie o es un friki.

¿Cuántos han muerto (desmotivación, dimisión interna laboral, gente que envía al puesto de trabajo únicamente su cuerpo y no su mente) en búsqueda de la excedencia? ¿Cómo medimos la pérdida de talento, creatividad, productividad laboral, etc., causada por jefes que no saben gestionar a las personas?

(trataré de responder en próximas entradas).



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